sábado, 19 de noviembre de 2011

Acerca de Cuevana


Es un sábado increíble. Estoy de buen humor, ayer fui al recital de Peter Gabriel & The New Blood Orchestra, iré al Club a nadar. La vida me sonríe y mientras escribo veo el jardín cubierto de las florcitas de los jacarandáes sobre el césped. Los vecinos gritones aún no se levantan.

Tal parece que ayer comenzaron las primeras medidas legales sobre Cuevana, ese sitio tan interesante de videos online en Argentina. Ese sitio tan argentino: buena interfaz, creatividad, hecho por geeks argentos. 100% argento, diría. Millones de visitas en LatAm. Buenos contenidos, buenos subtítulos, algún estreno reciente.

Pero nadie paga por contenidos a sus dueños. Se sostiene el negocio por el porcentaje de usuarios que paga "aceleraciones de descarga" a terceras partes, y es una apuesta a futuro. Sus dueños dicen "haber solucionado el problema de la interfaz". Y qué, me pregunto. En un mundo que se va quedando sin magia, un Estudio -con todo lo antipático que pueda parecernos, por sus exigencias de branding, y sus pretensiones de mínimos garantizados" pone cientos de millones de dólares para un Hombre Araña, un Harry Potter o un Hobbit. Y tienen derecho a reclamar su parte, pero -insisto- Cuevana no le paga nada a los dueños del contenido, a los Estudios. Y de la prensa especializada, no hay tampoco un mensaje claro.

Algunas cositas más que me hacen ruido:

  • Telefé presenta la demanda, pero el gran beneficiado es On Video, el OTT de Telefónica, perteneciente al mismo grupo. Que no le va mal, y que en parte eligió diferenciarse con el contenido local... del mismo Telefé.
  • El estado argentino podría hacerse el distraído. Esto es como los manteros de la calle Florida, que venden DVDs "truchos" en las narices de Musimundo. Quién decide que la libertad de unos es más valiosa que la libertad de otros?
  • Nos puede parecer simpático bajarnos algo que está ahí, pero en algún punto nos debemos dar cuenta -como sociedad- que esto no puede ser real. Es como los subsidios en los servicios públicos argentinos, su exceso -y la negación de los índices por parte del Estado- ha distorsionado la economía.
  • Una interfaz buena por sí misma no es nada. Contenidos buenos, aislados, no son nada. Si el cliente no entiende, no sirve de nada. El mundo está lleno de plataformas de OTT o de iPTV silenciosas o poco lucrativas. Pero no es tan difícil!
  • Sin entrar en detalles, la batalla también está en el device. No es lo mismo un OTT para PCs (donde, por ejemplo, los estudios no te permiten HD) que un iPTV para varios dispositivos y donde el cliente elige dónde se ve una película.
  • Netflix no entra en esta discusión. Netflix es un OVNI que llega volando del espacio exterior, sin la menor idea del mercado y de las apetencias locales, con precios en una moneda inentendible (quién fue el genio que pautó precios en ARS?), falta de subtítulos y nada de estrenos. La prensa no lo dice, pero Netflix no tiene estrenos. Punto.
  • Arnet Play tiene una gran oportunidad. Aquí no puedo ser objetivo pues por mi actividad profesional en Grey Juice estoy muy cercano a su negocio, pero sólo diré esto: en su capacidad de olvidarse de la concepción de Telco de Telecom y de apostar fuerte a este proyecto, Arnet tiene la mayor oportunidad. La agencia -Santo- ha hecho un gran trabajo, explicar qué es tener las películas en la tele, a un click de distancia.

Ahora ya escucho a los vecinos más allá del jacarandá, y seguro también escucharemos más sobre Cuevana. Se vienen tiempos divertidos, pero no olvidemos lo básico: más allá de interfases y conceptos, más allá de cómo se comunique un concepto al mainstream, la gente que "hace" tiene derecho a que se le "pague".

jueves, 10 de noviembre de 2011

Un millón de Exceles


Salvo honrosas excepciones, este blog está más cerca de los hechos que de los deseos. Sin embargo, hoy me di el lujo de pensar con algún detalle en qué condiciones me gustaría volver a dar clase. Enseñar era algo que en su momento me daba mucho placer, y que dejé por falta de tiempo. La retribución económica nunca fue un gran "driver", ni lo es ahora.

  • Imagino un ciclo de 4 meses con una clase semanal. Estamos hablando de unas 20 clases, de unas dos horas cada una.
  • El objetivo se refiere a negocios en IT / Telecomunicaciones. No se trata de tecnología pura ni de Ventas ni de Marketing, sino de una mezcla. Trataría de brindar tips para start-ups y para grandes corporaciones.
  • Cada una de estas clases tendría esta secuencia: un ejemplo de un campo completamente opuesto (literatura, deportes, música), y luego plantearía el problema concreto, dando un marco contextual teórico. Ejemplo el lanzamiento de un servicio. En qué economías? A qué público? Con qué BP?
  • Promediando la clase, sobrevendría la ametralladora de los porqués. Que cada uno opine -el silencio equivaldría a la muerte social en el curso- y al debate. Me gustaría reflotar la "nota de concepto" por las intervenciones personales meritorias, en particular de aquellos alumnos que decidan correr riesgos.
  • Sobre el final traería una posible solución, y la conexión con el ejemplo inicial, que aparentemente no tenía nada que ver con lo expuesto.
  • En una cultura dominada por los PowerPoint trataría de rescatar, en cambio, dos cosas: la capacidad de explicar una idea sin imágenes -la vieja mayéutica- y el uso de Excel para testear ideas con números.
  • Ejemplos de temas para cada clase serían muchos de los Tags de este blog: KPIs, OTT, móviles, servicios en Telcos, Tendencias, Gadgets, Tips de Marketing. A esto le pondría una capa humana: cómo presentar una idea, cómo redactar un email para el exterior, que pautas culturales debemos moderar.
  • De seguro agregaria para el debate papers que me han influenciado -no son tantos-. En cambio, aún pienso cómo serían las evaluaciones, pero sí propondría ejercicios intermedios a los alumnos para fomentar su curiosidad y para estar seguro de que alguna neurona se está moviendo.
Se me dirá que mis ideas están muy lejos de la Física (de donde vengo) o que las instituciones no permiten tantos cambios. Ambas cosas son ciertas: de la Ciencia no me queda mucho más que mi fidelidad a los números, y la certeza de que la intuición es haber hecho un millón de cuentas antes. Un millón de Exceles, tras los cuales uno puede pararse en el aula de un posgrado, testear ideas y disfrutar de caminar por la cornisa un rato.

Y acerca de las Instituciones, comencé este comentario hablando simplemente de deseos. En ese plano, todo vale.