A veces durante mi etapa de alumno sentía, mientras me explicaban algo, "esto yo ya lo sé". El maestro -me gusta la palabra así, despojada y en minúsculas- formalizaba algo cuyo inicio ya estaba de alguna forma en mi interior. "Ah, esto era todo?" era mi sensación de soberbia inicial. Luego: reset, olvido y nuevas sensaciones inaugurales.
Recuerdo una vez, en Física Teórica III, Roberto Delellis -gran profesor y mejor tipo- terminó unas integrales complicadísimas, varios pizarrones llenos de campos electromagnéticos. Aula E24 del pabellón I de Ciudad, tarde, de noche: hacía frío. Un alumno -ya PhD en algún lado- trató de buscar un método más simple, con menos cuentas y más intuición. La respuesta fue buenísima: "Intuición es haber hecho antes un millón de cuentas".
Miro hoy la foto del curso de Telefónica Negocios, dado hace días a muchos ex compañeros y conocidos, y me tomo examen a mí mismo. Esta vez fui yo el maestro, esta vez la intuición y las cuentas fueron de otros. En cada curso que doy, decir "espero que hayan aprendido" suena pretencioso. Me gusta sentir que desperté la curiosidad de la gente, y que eso les ahorrará millones de cuentas a ellos. Es como prepararlos para tener intuición, y de que eso los haga sentir más en sintonía con su trabajo cotidiano: con eso me basta.
PD: salvo Ariel que salió borroso, todos resultaron muy fotogénicos! Gracias a todos Uds. por la buena onda.