lunes, 27 de junio de 2011

Pero entonces, qué es OTT?

OTT. Over the top. Algo que pasa por encima de todo, algo que es mejor que todo. Algo que tiene que ver con Contenidos -y recordemos todas las veces que se ha argumentado en favor y en contra de que el Contenido es Rey-. Algo que reemplaza al DVD, al Pay-per View. Pero muchas veces me preguntan qué es. Va entonces mi intento de respuesta.

En materia de contenidos, el concepto no es YouTube sobre una PC. Estamos hablando de contenidos Premium: estrenos, buenas series, buenos documentales. Me inclino a pensar en la TV, pues la madre de todas las batallas -desde 1950 para aquí, como se ve en la foto- se libra en los livings de las casas. Se me dirá que la TV ya no es lineal, y que es un fenómeno que transcurre en soledad; diré a mi vez que en el mainstream, en LatAm, la TV todavía es una religión de muchos fieles, y que la masividad de McLuhan todavía vale.

Qué más? Yendo a lo técnico, OTT significa enviar video (y audio) por medio de Internet. Hasta aquí se parece mucho a iPTV, pero hay dos diferencias:

(a) iPTV está confinado a una red específica, que tradicionalmente es operada por un "gran" jugador, Cable o Telco, que invirtió bastante en esta red (todo lo que es "multicast" significa mucho dinero). OTT se abstrae de redes.

(b) en iPTV se envía la señal de video a un dispositivo específico (un Set-Top Box de cierta marca). OTT significa cualquier dispositivo: TV conectada, consola, móvil, tablet, PC, Mac, etc.

Entonces OTT asume tener una "buena conectividad" de algún tipo, y en LatAm tenemos problemas, aunque vamos mejorando. O mejor dicho, se confía en esa buena conectividad para realizar un salto al vacío conceptual: olvidarme del confort de "mi" red y de "mis" clientes, para enfocarme en este servicio, que será para "todas" las redes y "todos" los clientes de un territorio. Esto, dicho tan rápidamente, es un salto filosófico enorme para las Telcos... e imaginemos el impacto en la cadena de valor. Quién anuncia? Quien atiende las llamadas de los clientes? Quién cobra?

Entonces, si OTT es tan libre, se puede presumir que el que primero que apueste a poner los mejores contenidos en la Red, en un cierto ámbito, gana la partida. Pero no es tan sencillo, porque se debe negociar y poseer acuerdos con los Estudios para esto. Estos acuerdos exigen ciertos parámetros (pagar mínimos garantizados, definir dispositivos, definir esquema tecnológico a usar, territorio, etc). Es absolutamente natural que los dueños de los contenidos sean celosos de sus productos, y que busquen que "se vea bien" en cualquier ámbito, sea OTT o no. Allí se advierte el valor de los agregadores de contenidos: consiguen los derechos, procesan los archivos, presentan los BP y los docs técnicos a los estudios, acercan las piezas faltantes (middleware, STBs, etc), ofrecen mejoras sobre usabilidad de la interface, etc.

Yendo al caso de Argentina, hay muchos proyectos de OTT. Lo más cercano es el OnVideo de Telefónica, pero esto no es OTT, pues -como se lee en la propia web de Telefónica- se lo ofrece sólo sobre líneas de broadband propias, de Speedy. Me preguntan si Netflix es OTT: en cierto modo sí, pues corre sobre otras redes, pero debemos recordar que no tiene estrenos sino una enorme librería (películas viejas) y que lo hace mayormente sobre PCs. GoogleTV es el "malo" de la película, pues pretendió no pagar los derechos a los Estudios, y es por esto que el servicio fue interrumpido por una demanda judicial.

Termino. Terminaba una conferencia en el 2000 y Andrew Odlyzko me decía que él creía que el Contenido no era el rey, pues el rey es el que une los pedazos dispersos (tecnología, mensaje claro al cliente, pricing, interfaz, y por supuesto contenido) y presta un buen servicio. Pero pasó una década. Personalmente, creo que en una época de gran chatura como la actual, sobresale el arte, y en particular el arte de quien puede hacer una buena película (los Estudios) y de quienes pueden ofrecer un buen servicio (las Telcos). En esa tierra intermedia entre Estudios y Telcos es que comienzan a florecer -aún en estas tierras lejanas, de baja conectividad- los negocios de OTT.

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