Bares, percepciones, y el síndrome de Scofield
Los niños en el primer mundo tocan el botón del ascensor con el dedo gordo ("thumbing").
El personal de las empresas entabla más comunicaciones, mediante más canales... pero se comunica peor.
Las aplicaciones Web2.0 hartan en su proliferación y efectismo -no voy a hablar de los adeptos de Facebook y de apps malsanas- pero todavía no producen un retorno evidente.
Estas son tres pequeñas salientes del mismo iceberg, un gran bloque de hielo con todo lo que está pasando que me gustaría entender, repensar, hasta formalizar. En realidad, me gustaría pensarlo mejor tras la charla que tuvimos con Ale Salevsky . Voy más allá, hubiera querido escucharlo mejor a Ale pero el restaurant era muy ruidoso. Pero veamos: la metáfora es excelente: teníamos un montón de impresiones para intercambiar pero la mitad de las veces yo no lo escuchaba. Lo mismo pasa hoy con los tres ejemplos expuestos: hay muchos cambios, tenemos a nuestra disposición una plétora de dispositivos, anchos de banda, y canales, pero... el gran filtro es el individuo, con escasísima atención, poco tiempo y pocas ganas de abrir sus filtros culturales.
Me fui del almuerzo pensando en todo lo que se puede concretar (papers, negocios, ideas) si uno tuviera un poquito más de tiempo y concentración. Un ejemplo de la ficción es el notable personaje de Michael Scofield en "Prison Break". Michael se abastrae del caos tumbero e imagina salidas posibles a cada momento, gracias a su inhibición a la baja latencia que hace que vea cada elemento como parte del todo pero casi con vida propia.
En fin, en medio del ruido de los bares y el problema de las percepciones, me interesa creer que los individuos medianamente inteligentes pueden "entender" a pesar del ruido, hayan visto o no "Prison Break".
PD, a los que preguntaron por el post anterior de Otredades, la respuesta es: ya estoy seguro.