iPhone 4, Altamira, y virtualidad
El lanzamiento del iPhone 4G es la gran noticia. Más delgado, más rápido, con una cámara de 5M, con capacidades de video chat, sin la anunciada alianza con Verizon y excediendo los últimos logros de HTC y otros recientes desarrolladores. Y sin embargo, la mención especial se la lleva el giróscopo y la demo que hizo Steve Jobs. Esto me recordó lo que es una tendencia constante en el hombre: la necesidad de jugar, representando la realidad.
La tecnología cambia demasiado rápido. El 3G ya no alcanza, y el foco no es la velocidad en un contexto de continuas limitaciones a los planes "flat" de datos. Pero si se puede rotar el iPhone y esto permite jugar como con la Wii, el usuario adquiere un poder especial sobre la realidad, tal como los pintores de las Cuevas de Altamira tenían una jerarquía superior por su supuesto poder sobre las fieras.
Jugar al tenis con la consola Wii o con el iPhone4 parece ofrecer un status social superior al de la "cosa real" de la cancha de polvo de ladrillo. Los chicos menores a diez años se preguntan, sorprendidos, qué es eso que juegan Nadal y Federer delante de tanta gente... tal vez ellos ya saben cuál es el nombre secreto del juego.
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